El tabaco no solo es malo para los pulmones, sino también para los músculos. La exposición al humo del
cigarrillo daña las fibras musculares y oxida las proteínas del músculo, lo que
provoca que éste pierda la capacidad motora.
Aunque tiene más riesgo de padecer dichos problemas el
fumador pasivo, también hay un riesgo considerable para que se desarrolle en
una persona que esté expuesta al humo del tabaco. Por eso, cuando una persona
esté fumando debemos alejarnos de su entorno para prevenir que acabemos perjudicados.
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