Cuando exponemos un músculo a una fuerza que implica el estrés
o sobrecarga de sus fibras musculares, estas sufren ciertas roturas microscópicas.
Ante esto nuestro organismo libera unas proteínas, las citoquinas, que
activan el sistema inmune para reparar la herida.
Cuanto mayor es el daño, mas tendrá que autorrepararse el
tejido muscular, haciendo así que tras la reparación se produzcan unos músculos
más grandes y fuertes.
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